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Follada fallida. Por Jaime Lepé

                                                                                                                                                                     

(Pistas no tan fictivas para asesinar a un poeta)    

Pier Paolo Pasolini en las filmaciones de Saló.

                                                                                                                                                             

El 21 de julio del 2017, a los 59 años fallece Pino Pelosi, ocultando bajo su propia lápida los secretos del homicidio del cineasta e intelectual Pier Paolo Pasolini en 1975. Permanece intacta la sospecha de… 
Los caminos que la muerte tomó para dar alcance a Pasolini, son sinuosos, intrincados; se bifurcan como ficciones borgeanas, sin alcanzar el claro, la huella se interna en un bosque de ocultaciones y misterios tautológicos, con un veredicto simplista para una trama barroca, de final siempre abierto, jamás esclarecido, insoluble. Imitando la ordalía de Penélope, ovillaremos desde el hilo más pueril del espeso entramado, hasta deshacerlo por sus intersticios.                                                                     

La misandria, violencia hacia el género masculino, ha sido omitida por los medios, los estudios y la propaganda han dado preponderancia a la escena de violencia contra mujeres y niños, resultando aquella, poco reconocida y con escaza legislación. En contraposición, los asesinatos homofóbicos durante décadas fueron titulares festinados por la prensa amarilla, el inconsciente colectivo del patriarcado global, ordena y significa los signos de los matutinos manidamente estereotipados, condenados desde antes de su génesis a lugar común “el suceso no levanta polvo porque un juicio moral avala estas prácticas. Sustenta el ensañamiento en el titular del diario que lo vocea como un castigo merecido: «Murió en su ley», «El que la busca la encuentra», «Lo mataron por atrás» (1). El virus patriarcal sataniza por igual cuerpos femeninos y feminoides, la prensa porno soft urde el aguafuerte del festín morboso y los perros de la inquisición -modernizada como mass media- son soltados para rastrear y devorar cualquier indicio que sobre la arena del texto huela a nefando. Las sociedades patriarcales auto-legitiman su opresión elaborando complejas creencias, mitos, e ideologías, transmitiendo el sexismo a través de procesos pedagógicos diversos y permanentes en las instituciones, en la dinámica social y la convivencia cotidiana. Este surge desde los mecanismos de funcionamiento de las estructuras y las relaciones sociales que recrean formas de dominación basadas en el sexo de las personas, y en lo que las personas hacen con su sexualidad. En mayor o menor medida todos y todas introyectamos culturalmente parámetros sexistas, su manifestación más corriente es el machismo, expresado como misoginia y homofobia, ancoradas al dominio masculino patriarcal, cuya plataforma base, el androcentrismo hiperbólico magnifica de los hombres, su virilidad y lo masculino como socialmente superior y más capaz, expresado como una exitosa fuerza depredadora y de dominación sexual. Histórica e histéricamente el éxito del sistema patriarcal ha residido en la jerarquización del componente familiar, la asignación de tareas y roles, donde edad y fundamentalmente, género, son las categorías estructurantes. Se trata de una construcción cultural modelo, de hombres y mujeres en función de la organización social. Lo “propio masculino” se asigna al macho, entendido desde el punto de vista fisiológico, igualmente con la identificación hembra-feminidad. El sistema se mantiene a través de una red de células familiares entrelazadas en un universo cultural, simbólico, religioso y moral que da sentido a la organización social, condenando cualquier desviación que atente contra sus paradigmas.

La violencia sexual contra varones ya fue doblemente consignada en la saga bíblica de Lot, el intento de violación colectiva a los ángeles y el dopaje del mismo Lot por sus hijas para ser inseminadas luego de la destrucción de Sodoma. La violación masculina fue usada en la guerra como tortura psicológica desde antes de La Guerra Santa. La homofobia es sin lugar a dudas, una problemática social que desencadena actos de violencia a nivel físico, verbal, estructural y simbólico. Si en los 70s era inusual hablar de violencia de género, más lo era ubicar al hombre como víctima. Discutir el asesinato de Pasolini como un fenómeno de la homofobia desde una mirada social, trascendiendo las explicaciones comunes y proponiendo una mirada al fenómeno desde la construcción social de modelos y conceptos del “deber ser” que no representan la realidad de todos los sujetos sociales, puede contribuir a la comprensión de un asesinato de odio, pero la hipótesis de este texto, dista como móvil del crimen.

“La sexualidad no es, pues, la forma en que se manifiesta “el sexo”, sino lo que permite que éste exista como tal, con todas las implicaciones que tiene” (2). 

Junto a su gramática corporal en género masculino singular y su sintaxis psíquica; el dinero es la envoltura de la elusión a asumir como tal el acto intrínsecamente homosexual de la prostitución viril, el papel moneda funge de garante simbólico sobre la heterosexualidad del ofertante, permitiendo mantener el discurso y el gesto de la masculinidad. Pese a la igualdad de sexos, de ninguna manera este trato sin contrato es horizontal, el gesto patriarcal se desplaza en la hegemonía del poder falocrático, el prostituto sigue siendo varón y el cliente es el maricón. Hablamos de un modelo que no corresponde a la construcción gay, en el cual el mercadeo es entre iguales, distinto del afeminado-pasivo y el masculino-activo. Esta práctica siempre es internalizada por el chapero como provisoria, clásicamente se da entre los 17 y 25 años, carece de estigmas míticos o romantizados, se ejerce generalmente libre de proxenetas y no sistematizada. El neoliberalismo ha ido desplazando esa prostitución callejera, tornándola más ubicua con el contacto internet o normándola y reclutándola a casas de masaje y servicios a domicilio, al mismo tiempo que desdibuja la territorialidad de los espacios abiertos de la homosexualidad, constriñéndola al gueto de la disco.

“En el orondo deambuleo de las maricas a la sombra de los erguidos pinos, mirando con el culo -ojo de Gabes el anillo de bronce- escrutando la pica en Flandes glandulosos, se modula, en el paso tembloroso, en la pestaña que cautiva, hilo de baba, la culebra, el collar de una cuenta a pura pérdida. Perdición del perderse: en el salir, sin ton ni son, al centro, al centro de la noche, a la noche del centro; en el andar canyengue por los descampados de extramuros; en el agazaparse -astucia de la hidra o de la hiedra- en el lamé de orín de las «teteras»; en la felina furtividad abriendo transversales de deseo en la marcha anodina de la multitud facsimilizada; si toda esa deriva del deseo, esa errancia sexual, toma la forma de la caza, es que esconde, como cualquier jungla que se precie, sus peligros fatales. Es a ese peligro, a ese abismo de horror («Paciencia, culo y terror nunca me faltaron», enuncia el Sebregondi Retrocede) a ese goce del éxtasis -salir: salir de sí- estremecido, para mayor reverberancia y refulgor, por la adyacencia de la sordidez, por la tensión extrema, presente de la muerte, que el deambuleo homosexual (¡curiosa seducción!) el yiro o giro, se dirige de plano -aunque diga que no, aunque recule: si retrocede, llega- y desafía, con orgullo de rabo, penacho y plumero.”(3)

Anna Magnani baila con Pier Paolo Pasolini.

Había transcurrido Samhain, la festividad céltica, bisagra entre la muerte y la vida, cuando espíritus buenos o malos vuelven desde el Otro Mundo, asimilada por los romanos a Pomona, la diosa de los árboles frutales, con sus atributos de la hoz y la manzana. La noche repartía sus devenir entre Todos los Santos y Todos los Muertos, un Alfa Romeo plateado pasa por los alrededores de la estación Termini de Roma, se acerca a la ventanilla un ragazzo di vita, cuenta 17 años; su medio de supervivencia es el hurto y su cuerpo. Cierra su transacción por 10 euros. El Rana manifiesta al cliente no haber comido durante el día, se detienen en la trattoria Biondo Tevere y se sacia con spaghetti all’aglio, olio e peperoncino y una pechuga de pollo. Siendo ya madrugada de un 2 de noviembre de 1975, día de los muertos, continúan viaje hacia El Lido de Ostia; cronotopo de las dos versiones de los hechos que Pino Pelosi enunciará con diferencia de 30 años. La primera reza que ya en el lugar se arrepiente de ejecutar su servicio profesional, sale del coche, el cliente lo sigue y ataca con un bastón. Se defiende, asustado sube al auto y en la desesperada huida por su honor, sin intención, le pasa con el auto, reventándole el tórax.  El caso se cierra a poco más de un mes, condenando a Pelosi a casi 10 años por homicidio voluntario, robo de vehículo y actos obscenos. Cumplió siete.

En el 2005 toda Italia pudo verlo en la pantalla de la RAI, declarando que después del sexo oral, baja del auto para orinar cuando tres sujetos lanzan improperios a su cliente «maricón», «cerdo comunista», propinándole senda paliza hasta ultimarlo, a él lo amenazan. Asustado sube al vehículo y accidentalmente atropella a su dueño.  

Pino Pelosi, 1976.

¿Cómo se pasa de una orilla a la otra? ¿Cómo puede el deseo desafiar (y acaso provocar) la muerte? ¿Cómo, en la turbulencia de la deriva por la noche, aparece la trompada adonde se la quiso -sin restarle potencia ni espamento- tomar caricia? (4)

Ambas narrativas, aunque de disímiles guiones, se mueven en los marcos de verosimilitud, con caracteres sin trazo novedoso para el crimen rosa, pero tanto en la ficción como en la realidad, verosimilitud no es un factor sinónimo de verdad. Sin instalar suspicacias, levanta más de alguna ceja el cambio de versión, aunque para muchos fuera inverosímil desde su inicio, tratándose del asesinato de un intelectual. Nadie en Italia ni en el extranjero, aceptó la versión oficial. Las primeras señales disidentes surgieron a los pocos días con Oriana Fallacci. Su amiga del alma Laura Betti, cantante y actriz de larga trayectoria, creadora y directora del Fondo Pasolini, declaró que los auténticos culpables eran gente poderosa a la que le interesaba sacarlo del medio. Para destrincar los ingredientes el caso, es ineludible el macro-contexto de la Italia de los “años de plomo”, sumida en la  inestabilidad de gobiernos que asumían y caían, sazonados por matanzas de grupos terroristas de bandos enfrentados, como las Brigate Rosse o los NAR (Nuclei Armati Rivoluzionari). En cuanto al aspecto particular, es gravitante la homosexualidad de Pasolini, para la izquierda un vicio burgués y motivo de su expulsión del PCI, consignado como “indignidad moral y política”. Se suma a la vista canónica, su posición izquierdista como herética e inclasificable, muchos leían en su crítica a la modernidad, a un reaccionario. En lo que atañe a una mirada tal sobre la modernidad, sin que ello necesariamente confluya en reaccionario, es factible que Pasolini fuera en alguna medida influenciado por lecturas de su contemporáneo, el romano Julius Evola, autor entre otros títulos de Rebelión contra el mundo moderno (1931), pintor, filósofo, esoterista e ideólogo de la derecha tradicionalista italiana, creador del misteriosos grupo Ur; unido en 1943 a la República de Saló de Mussolini y que de la mano de su mentor intelectual, el matemático francés y escritor metafísico René Guénon, impugnara férreamente al mundo moderno y el progresismo burgués a la luz de la Tradición. Asimismo, es perceptible la huella que marcó en su infancia Gabriele D’Annunzio, héroe de guerra, novelista, poeta, dramaturgo, militar, político, príncipe di Montenevoso, flor y nata del Decadentismo de la mano de Verlaine y Oscar Wilde. De anticuerpos de derecha, conservadores o eclesiásticos en su contra, nada que decir, enfrentó 33 procesos por su obra; su última película, la más dura de digerir, Salò o los últimos días de Sodoma, es una metáfora antifascista sobre el poder y el sometimiento, basada en el texto del marqués de Sade Los 120 días de Sodoma. Dice la editora y poeta chilena, Verónica Jiménez Dotte:

“En Saló Pasolini realiza un giro desde la época de Luis XIV hacia la Italia de fines del gobierno fascista, entre 1944 y 1945, para denunciar la anarquía del poder y las consecuencias que éste puede tener. En este traspaso desde una dimensión espacio-temporal a otra, se produce también un traslado de la literalidad del texto y de las acciones que éste narra, con el fin de reproducir casi inalterablemente los diálogos y los comportamientos de la novela de Sade. En este sentido, la película, que, como ya hemos dicho antes, se postula como una semiología de lo real, recoge la serie de códigos sobre la decadencia que el libro elaboró respecto de una situación distinta a la expuesta por Pasolini, del mismo modo en que el marqués de Sade vio en la narración bíblica acerca de Sodoma un correlato de su propia época”. (5)

En la traslación a película, la ficción sadeana obtiene correlatos biográficos e históricos. Pasolini durante su juventud vivió en la Repubblica di Salò, una república ficticia o estado títere, creado en 1943 en el norte de Italia ante el avance de los aliados, donde se repliega Mussolini bajo la égida del poder nazi. En abril del 45 es disuelta por Mussolini ante la rendición de los alemanes y el estallido partisano, quienes le fusilan junto a la Petacci y otros jerarcas fascistas en intento de fuga. Si se habla de un film escatológico ese es Saló, con un abanico de opiniones que se extiende en urobóricos 360º que comienzan o terminan con bizarros epítetos, desde nauseabundo y repulsivo, hasta obra de arte. Este sería el primero de la Trilogía de la Muerte, truncada por su deceso y precedida por la Trilogía de la Vida (El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noches). El sábado1de noviembre, entre 4 y 6 de la tarde, Furio Colombo de «La Stampa», entrevista a Pasolini: “Todos saben que pago un precio por mis experiencias […], sigo diciendo que todos estamos en peligro”. Al concluir le pregunta si desea un título a la entrevista, Pier responde que no y vuelve a los contenidos y al sentido flotante tras las respuestas: «Aquí está la semilla, el sentido de todo – dijo – Ni siquiera sabes quién está pensando en matarte ahora. Pon este título si quieres: «Porque estamos todos en peligro.» Esta tuvo lugar unas horas antes de que Pasolini fuera asesinado, un homicidio imprescriptible a la poesía, un degollamiento a la cultura y la democracia; aberrante, tanto como la ignominiosa declaración de Giulio Andreotti “estaba buscándose líos”.       

Los años de plomo cuentan como protagónicos a anarquistas y extremistas de variopintas ideologías con un enemigo común, el orden burgués. Estallaban bombas en cualquier sitio, se secuestraba y asesinaba bajo una red de complicitaciones de múltiples estamentos: justicia, prensa, políticos, administración pública que ante cualquier traspié táctico, auxiliaban con atenuantes, dilaciones e indultos. El atentado a la Piazza Fontana de Milán en 1969, es el primer peldaño de una escalada convergente en una inseguridad a nivel general y una progresiva reducción de las libertades constitucionales. El entonces sospechoso es un ferroviario anarquista, Giuseppe Pinelli, que muere al caer desde el cuarto piso de la estación policial, se sostuvo que Pinelli se arrojó por una ventana durante un interrogatorio. La circunstancia inspiró al dramaturgo comunista y Premio Nobel de Literatura, Dario Fo para su obra “Muerte accidental de un anarquista”. En 1978 el desorden civil y político inscribe uno de sus hitos, las Brigadas Rojas secuestran y asesinan al opositor a Giulio Andreotti, el alma de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, en momentos que arribaba a un acuerdo de unión nacional entre su partido, la Democracia Cristiana y el Partido Comunista de Italia, llamado Compromesso Storico. Los secuestradores pretendían el intercambio por compañeros encarcelados y su reconocimiento político. Desde su cautiverio Moro escribió a los líderes de la Democracia Cristiana y al papa Pablo VI, cartas en las que  patrocinaba la idea de que el gobierno debía acceder a las demandas de las Brigadas Rojas a fin de salvar vidas ciudadanas. La mayoría de los líderes demócratacristianos objetaron cualquier negociación, ignorando las peticiones de la familia Moro. Pablo VI tenía 10 millones de liras para pagar rescate, pero no la voluntad del gobierno y sus amigos de la Democracia Cristiana. Quienes sí adscribían, eran los socialistas (Bettino Craxi) y radicales (Marco Pannella), los demás partidos rechazaron negociar por la vida de Aldo Moro, especialmente los comunistas como Enrico Berlinguer y los republicanos. Al año siguiente de su deceso, se disuelve el Parlamento y se anticipan elecciones. La DC mantiene su votación, pero el PC pierde 4 puntos, vuelve a la oposición y el nuevo Gobierno abandonada la idea del Compromiso Histórico. En la década de los 80s, el neofascista Vincenzo Vinciguerra declara a un juez que el ataque de Piazza Fontana, apuntaba a la declaración del estado de emergencia para provocar un régimen autoritario de derecha inspirado en Mussolini; coincide con una teoría de que el Estado italiano y la CIA habrían generado un clima de miedo en la opinión pública, a fin de facilitar la llegada al poder de un régimen dictatorial. El esfuerzo de Moro para incluir al PCI en una coalición gubernamental habían disgustado profundamente a los Estados Unidos, su viuda ha narrado un encuentro con Kissinger y un oficial de inteligencia norteamericano, advirtiéndoles sobre introducir al PC en el gabinete: «Debe abandonar su política de colaboración con todas las fuerzas políticas de su país… o lo pagará más caro que el chileno Salvador Allende, nosotros jamás perdonamos».

Algunos investigadores sugieren que el asesinato de Moro habría sido fomentado por la logia masónica renegada P2. Siempre se afirmó que la masonería y el jesuitismo tienen extensiones de ida y vuelta. Ya en el s. XVII algunos protestantes asocian a los jesuitas con los Rosa-Cruces. Los murmullos continuarán: tras la segunda revolución inglesa (1689), los jesuitas habrían constituido la masonería escocesa y después la masonería templaria, para trabajar por la restauración de los Estuardo y restablecer así la hegemonía de la religión romana en Inglaterra. Que los jesuitas pretenden la dirección de la masonería en 1685 con Jacobo II en el trono inglés. Que los jesuitas, hacia 1769, cuando vieron amenazada la Compañía de Jesús, buscaron refugio en la masonería para salvar su organización y capitales. Que los jesuitas se habían introducido en la masonería según unos, para destruirla y, según otros, sólo para servirse de ella. Durante la primera mitad del siglo XX, persiste la tónica de acusaciones mutuas.                                                                                                                                                    

La P2, fue una logia masónica del Gran Oriente Italiano que operó desde 1877 hasta 1981, salió a la luz pública con las declaraciones del mafioso Michele Sindona durante el escándalo del banco Ambrosiano, en el que el Instituto para las Obras de Religión y la ciudad de Milán tenían intereses económicos. Entre 1965 y 1981, condicionó la política italiana bajo personas de su confianza en la Magistratura, Prensa, Fuerzas Armadas y el Parlamento. Al momento, el Gran Maestre de la P2 era Licio Gelli (1919 – 2015)  «el hombre de las mil caras» o «el titiritero siniestro», agente de la Italia fascista durante la Guerra Mundial y de la CIA. Operador anticomunista de la Guerra Fría, vinculado a distintos sectores del poder en Italia y en Argentina. Su emprendimiento fascista se inicia como voluntario de los Camisas Negras de Mussolini en apoyo a la insurrección franquista. Tras la victoria de Franco, es enviado de enlace diplomático a Alemania, como interlocutor con oficiales del Tercer Reich. Por su habilidad en inteligencia fue reclutado por la CIA, interesada en inmovilizar la influencia soviética. En marzo de 1981, desde la judicatura de Milán se emite la orden de captura contra Gelli, acusado de «buscar informaciones concernientes a la seguridad del Estado». En mayo de 1981, en el transcurso de la investigación por bancarrota fraudulenta al financiero siciliano Michele Sindona -hallado muerto por envenenamiento en su celda en 1986- y por las conexiones del mafioso Roberto Calvi con el Maestre Gelli, atrajeron el ojo de la prensa y la policía, la logia secreta es indagada, encontrándose en una de las casas de Gelli la nómina de 962 nombres de miembros de la logia P2 registrados con sus datos completos; funcionarios estatales, políticos, dos antiguos primeros ministros, 62 senadores, 44 diputados y oficiales del ejército, muchos, enrolados en el servicio secreto italiano y altos miembros del crimen organizado. Otro miembro era Victor Emmanuel, Príncipe de Nápoles, cabeza de la Casa de Saboya. En posesión de Gelli se encontró el documento » Plan para el Resurgimiento Democrático” que contenía una declaración de la Logia para formar una nueva élite político-económica que lideraría a Italia hacia un mayor autoritarismo, una coalición anticomunista que prescribía dividir los sindicatos como prioridad. Fueron confirmadas, aunque con deficiencias sobre la legalidad de la investigación, relaciones internacionales con la CIA y principalmente con Argentina. El Banco Ambrosiano fundado en 1896 se derrumba en 1982, en el centro del fracaso estaban su presidente, Roberto Calvi, el presidente del Banco del Vaticano (por lo tanto accionista mayoritario de la Banca Cattolica del Veneto) Paul Marcinkus, algunos cardenales, obispos y prelados de alto rango de la Iglesia Católica. Michele Sindona, empresario y banquero siciliano famoso por sus contactos con la mafia, introduce en la red a la logia masónica P2 con su abanico de miembros engarzados en puestos claves del poder. El Banco Vaticano era accionista principal del Ambrosiano, por lo que se sospecha que el complot esté relacionado a la muerte del papa Juan Pablo I, lo cual proveyó de argumentos a la película El padrino III. El Banco Ambrosiano fue acusado de mediar fondos secretos de los EE UU al sindicato polaco Solidaridad y a los Contras en Nicaragua. Roberto Calvi quebró el Ambrosiano, y su sospechosa muerte en 1982 fue presentada como suicidio, pero más tarde registrada como asesinato. En 1975, designado presidente, Calvi amplió los intereses del Ambrosiano, creando un número de compañías extranjeras en las Bahamas y Sudamérica, fundando además una filial llamada Banco Ambrosiano Andino, con sede en Lima, para facilitar sus negocios ilícitos. Tenía entre tantos otros intereses, en la Banca Católica de Veneto, fondos para la casa editorial Rizzoli para financiar el periódico Corriere della Sera; contaba al Banco del Vaticano, el Istituto per le Opere di Religione y el Gran Oriente Italiano entre sus repartos, y era cercano del obispo Marcinkus, presidente del Banco Vaticano. A través del Ambrosiano Andino, suministró fondos para los partidos políticos en Italia, a la dictadura de Somoza en Nicaragua y para su oposición Sandinista. Rumorean que Solidaridad en Polonia fue financiada por el Banco del Vaticano. En 1978, el Banco de Italia elaboró un informe sobre el banco Ambrosiano, prediciendo su desastre, lo que condujo a investigaciones criminales. Sin embargo, al poco tiempo un grupo anarquista mató al magistrado de Milán que investigaba el caso. El 10 de junio de 1982, Calvi desapareció de su apartamento en Roma, el 18 de junio de 1982, un cartero encontró su cuerpo colgando de un andamio bajo un puente en Londres, se argumenta que uno de los factores de la muerte de Calvi fue su relación con el Banco del Vaticano, principal accionista del Banco Ambrosiano; controlado por la mafia, pudo haber utilizado el Ambrosiano para el lavado de dinero y a la logia P2 como herramienta política y social. Se sospechó de la P2, por ser Calvi el custodio de sus fondos, que la orden de matarlo provino del jefe de la mafia Giuseppe Calò y de Gelli. En el 2003, la fiscalía italiana concluyó que la mafia no actuó solo por sus propios intereses, sino también para asegurarse de que Calvi no pudiera chantajear a las figuras representantes de la masonería y a sus instituciones políticas como la Logia P2, y el Instituto de Obras Religiosas en el cual la mafia había invertido importantes sumas de dinero.

Especial mención merece la amistad de Gelli con el anticomunista argentino José López Rega, apodado el Brujo por su afición de ocultista; Ministro de Bienestar Social de los gobiernos de Cámpora, Lastiri, Perón y a su muerte, de Isabel Perón, desde donde organizó la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), grupo terrorista de ultraderecha que atentaba  y asesinaba a los considerados como infiltrados marxistas en el peronismo o de organizaciones opositoras al Gobierno. López Rega era miembro de la logia masónica irregular Propaganda Due, dirigida por Gelli (quien se jactaba de ser íntimo de Perón); entre sus miembros también se contaban los presidentes Lastiri y  Perón, el almirante Massera, uno de los comandantes militares que derrocó a Isabel Perón . Está documentada la participación de Gelli en escándalos financieros durante la dictadura militar en Uruguay, junto a su compatriota Mario Ortolani, que se desempeñaba en Montevideo como Embajador de la Soberana Orden de Malta. El escándalo llevó a Italia a prohibir en los 90s a las sociedades secretas, entre ellas la francmasonería y al encarcelamiento domiciliario de Gelli. En detención domiciliaria, seguía siendo miembro de la MEAPRMM Masonería Egipcia de Memphis Misraim, junto con otros masones de alto grado, como el Gran Maestre Frank Ripel.

En 1987 desconocidos profanan en Buenos Aires la tumba de Perón, cortan las manos del cadáver; un libro culpa a Gelli, en complicidad con represores de la dictadura militar argentina. Procesados y jueces, todos murieron en misteriosas circunstancias. El libro “Perón, la otra muerte” afirma que la siniestra logia usó las manos (icono del poder) en un ritual, simbolizando un golpe para la incipiente democracia argentina. Se ha dicho que Pasolini llevaba tres millones de liras, para pagar por las cintas robadas de Saló y que ese era el motivo por el cual fue hasta Lido di Ostia junto a Pelosi. La periodista Simona Zecchi en su libro “Pasolini, massacro di un poeta” sostiene: «Pasolini no fue a Ostia para acostarse con un chapero, sino porque le hicieron creer que podía recuperar las bobinas robadas de su film póstumo “Saló o los 120 días de Sodoma», que ese crimen es otro más de la zaga de la matriz fascista y mafiosa en la historia política y criminal nunca aclarada de los «años de plomo». La autora proporciona una serie de antecedentes que prueban que Pielosi no actuó solo en la masacre en Ostia, que esta era una trama planificada desde antes. Pasolini relató a la actriz Ines Pellegrini que venía recibiendo amenazas telefónicas. En una entrevista en Suecia, antes de ver las copias de Saló, se le pregunta si temía alguna represalia por parte de los fascistas, Pasolini responde: ”Me sorprende que todavía no lo hayan intentado de una vez por todas”. Pocos meses antes del asesinato, Pasolini fue agredido por un grupo de fascistas que intentaron tirarlo desde el puente Garibaldi, pero la aparición fortuita de unas personas lo impidió. Ya existía un historial de agresiones, prosecuciones y vetos, en 1962, al final de la proyección del estreno de Mamma Roma, es agredido por el joven Flavio Campo (cercano al fascista Stefano delle Chiaie), junto con Serafino Di Luia, uno de los fundadores de la organización nazi-maoísta Lotta di Popolo, posteriormente creador del movimiento juvenil Avanguardia Nazionale junto con su hermano Bruno, actor y extra en películas de los 70s. Stefano delle Chiaie (Caserta, 13 de septiembre de 1936-Roma, 10 de septiembre de 2019) de notoria participación en la Operación Gladio, red clandestina anticomunista que operó en Europa bajo la dirección de la OTAN y la CIA durante la  Guerra Fría, y en la tristemente conocida Operación Cóndor. Según documentos de la CIA, en 1975 durante el funeral de Francisco Franco en Madrid, Delle Chiaie se reunió con Michael Townley, agente de la DINA y Virgilio Paz Romero, un cubano de Miami, con conexiones en Chile, para preparar, con la ayuda de la policía secreta franquista, el asesinato de Bernardo Leighton. Existen indicios que delle Chiaie estuvo involucrado en el atentado contra el general Carlos Prats en Buenos Aires en 1974, testificó en Roma (1995) junto al extremista Vincenzo Vinciguerra, ante la juez María Servini de Cubría que el agente de la policía secreta chilena procesado por crímenes de lesa humanidad en 2004, Enrique Arancibia Clavel, y Michael Townley, estaban directamente involucrados en el frustrado asesinato de Leighton y su esposa. Por su parte, Townley ha afirmado que el agente de la DINA Arancibia Clavel, condenado en Argentina por el asesinato en 1974 del general Carlos Prats, había viajado a California en el otoño del 77 disfrazado de un miembro del sector bancario para verse con ALFA, un alias de Stefano Delle Chiaie. Simétricamente al asesinato de Pasolini, en abril del 2011, Arancibia Clavel, también es muerto de once cuchilladas, presumiblemente, por un ragazzo de vitta, un taxi boy, en su oficina del centro de Buenos Aires; faltaron 35.000 dólares de su departamento. 

Algunos de estos personajes volverán a protagonizar episodios relacionados con la estrategia de la tensión, especialmente en la matanza de Piazza Fontana, aunque nunca serán condenados. En la antología “Empirismo herético” Pasolini desmentirá las falsedades publicadas por prensa de derecha e izquierda sobre la agresión en el estreno de Mama Roma: «En el estreno de una película mía, un fascista, un joven bastante chupado, para ser sincero, me insultó públicamente en nombre de toda su magnífica juventud; perdí la paciencia (de lo que me arrepiento), le di un tortazo y le tiré al suelo […]. No sé a qué cálculos responden, pero los periódicos que han reproducido el episodio lo han trastocado (acompañándolo con fotografías falsas) de forma que el golpeado fuera yo». 

Durante otra entrevista televisiva sobre el filme Saló, realizada en Francia el 31 de octubre de 1975, pregunta el entrevistador: 

¿Por qué ha rodado Saló con tanto misterio? 
-Se ha rodado de esa forma porque así se trabaja mejor, en el misterio. He tratado de defender este rodaje más que otros  porque había peligros inmediatos, inminentes, nada   de especial…
-¿Qué quiere decir con peligros inmediatos? 
-La aparición de algún moralista que rechaza el placer de ser escandalizado.

Dario Bellezza, poeta y secretario del escritor durante un periodo, escribió: “Pasolini me dijo un día, poco antes de morir, que había recibido documentos comprometedores sobre un personaje notable de la DC.” Yo le pregunté  quién era y qué pensaba hacer con esos documentos. Me respondió que no era un chantajista y que no pensaba utilizarlos. El poderoso democristiano era amigo de neofascistas, de la policía… Controlaba los servicios secretos, en sus manos estaba la organización paramilitar Gladio… Pasolini podía ser eliminado en cualquier momento…». La Divina Mímesis es un documento póstumo e inacabado, escrito desde 1963 hasta poco antes de ser asesinado; Bellezza, como relata en su libro “El poeta asesinado”, corrigió las primeras pruebas y al leer la anécdota del “poeta muerto a bastonazos en Palermo”, pregunta a Pasolini el motivo de una descripción tan precisa,  responde: “Podría terminar de esta manera”, y prosigue describiendo algunas agresiones fascistas que había sufrido en los meses precedentes: «Se ha encontrado incluso un bloc de notas en la guantera de la puerta de su coche; y, finalmente, detalle macabro pero también -permítanme decirlo- conmovedor, una hoja cuadriculada […] con una decena de líneas muy inseguras –encontrada en el bolsillo de la chaqueta del cadáver (ha muerto, asesinado a bastonazos, en Palermo, el año pasado)».  

Enzo Siciliano, escritor y crítico literario muy cercano a Pasolini, descredita totalmente un carácter profético en la diégesis del epilogo de La Divina Mimesis, lo cual no deja de resultar paradójico y sincrónico, en el entendido de mímesis como imitación de la realidad, que es más o menos lo que sugiere en su ensayo sobre Pasolini, el pintor Giuseppe Zigaina, según lo cual, habría concebido y organizado su propia muerte como una performance suicida. Nico Naldini, primo y poeta de Pasolini, es uno de los pocos que desestima un  móvil político al asesinato, para él la mirada conspirativa sobre el caso, minimiza la importancia de la homosexualidad en su vida; por el contario, muchos adjudican el motivo al libro que escribía Pasolini: “Petroleo” acerca de las luchas de poder entre los magnates de los hidrocarburos Enrico Mattei y Eugenio Cefis, y el accidente que acabó con la vida del primero, del que muchos hacían responsable al segundo. Mattei impulsó la creación del  (ENI), para que el Estado italiano compitiera contra las petrolíferas privadas, a las que acusaba de cartelizarse y coludirse en altos precios del petróleo, en lugar de establecer una competencia real. Inició una agresiva campaña ante los países productores, si entonces las grandes compañías petrolíferas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia ofrecían el 50% de los beneficios, les ofreció el 75%. Así obtuvo importantes concesiones en Irán, Egipto y varios países. Una parte de lo que extraía o compraba se refinaba en Italia y luego se vendía, de este modo el país, de magros recursos petrolíferos, lo convirtió en una gran potencia del sector. Alistó a Italia en una «apertura a la izquierda», con una política económica donde el Estado tenía el papel protagonista bajo un prisma anticapitalista, cercano al socialismo, en contra de grupos financieros y monopolistas tradicionales. Investigaciones han revelado que no hubo tal accidente en su muerte, sino un atentado. En el 2010, la fiscalía de Roma solicitó un interrogatorio a Marcello DellŽUtri, senador del partido de Silvio Berlusconi, condenado por asociación mafiosa en primer grado, a fin de explicar sus declaraciones a los medios de poseer el capítulo dado por perdido de «Petróleo», el libro póstumo de Pasolini, publicado sin el capítulo que faltaba en 1992.

Ante este escenario, aparece como ciencia-ficción la tesis de que un muchacho débil pudiera reducir con un palo corroído de humedad a un sujeto que jugaba football y practicaba artes marciales; descontando ciertos testimonios ignorados de lugareños que aseguran haber escuchado voces de varios individuos en la acción. Después de cumplir condena, en una nueva entrevistas, Pelosi se retractará declarándose inocente y que los verdaderos asesinos, hablaban un italiano de raro acento, como siciliano (¿o quizás como chilenos hablando italiano?), posteriormente también se involucran los nombres de los hermanos Franco y Giuseppe Borsellino, delincuentes conocidos,  de 13 y 15 años, militantes del grupo de extrema derecha Movimiento Social Italiano. En esa encrucijada liminal, quizás Pier solo escuchó la voz de María Callas, su Medea, que tres días antes le pidiera no viajar a Roma, que se quedara en París con ella, pero no escuchó cuando debió. “Sólo gracias a la muerte, nuestra vida sirve para explicarnos». 42 años después, Pino Pielosi, luego de haber mascullado silencios y desinformación por décadas, sucumbe con su pacto de silencio hecho metástasis, del que los demás actantes solo son sombras cuyos nombres y apellidos no comparecen en el expediente o han sido borrados por la impunidad, tal cual como se desintegran sus rostros en la memoria del ánima en pena de Pier Paolo, luchando más allá de la muerte por no olvidar. 

Maria Callas junto a Pier Paolo Pasolini

“Pero no caía ni se callaba nunca el maricón porfiado. Seguía gritando, como si las puntadas le dieran nuevos bríos para brincar a su marioneta que se baila la muerte. Que se chupa el puñal como un pene pidiendo más, «otra vez papito», la última que me muero. Como si el estoque fuera una picana eléctrica sus descargas cobraran la carne tensa, estirándola, mostrando nuevos lugares vírgenes para otra cuchillada. Sitios no vistos en la secuencia de poses y estertores de la loca teatrera en su agonía. Tratando de taparse la cara, descuidando la axila elástica que se raja en los tendones. Calada en el riñón la marica en pie hace de aguante, posando Monroe al flashazo de los cortes, quebrándose Marilyn a la navaja Polaroid que abre la gamuza del lomo modelado a tajos por la moda del destripe. La star top en su mejor desfile de vísceras frescas, recibiendo la hoja de plata como un trofeo. Casi humilde su pescuezo flechado se tuerce garbo para el aluminio que lo escabeche. Casi casual ataja el metal como si fuera una coincidencia, un leve rasguño, un punto en la media, una rasgadura del atuendo Cristián Dior que en púrpura la estila. La marica maniquí luciendo el look siempre viva en la pasarela del charco, burlesca en el muac de besos que troca por una destellada, irónica en el gesto cinematográfico ofrece sus labios machucados al puño que los clausura. Otra vez endurecido, el pantalón del chico es un dedo que la apunta y despunta alfileteada en los claveles lacres que le brotan en el pecho. Guiñapo de loca que resiste amanerado llevando al extremo la templanza del macho. Conteniendo el vómito de copihues lo coquetea, lasciva al ruedo lo desafía. La noche del erial es entonces raso de lid, pañoleta de un coliseo que en vuelo flamenco la escarlata. Espumas rojas de maricón que lo andaluzan flameando en el tajo. Torero topacio es el chico poblador que lo parte, lo azucena en la pana hirviendo, trozada Macarena. Atavío de hemorragia la maja cola menstrua el ruedo, herida de muerte muge gorgojos y carmines pidiendo tregua, suplicando un impás, un intermedio para retomar borracha la punzada que la danza. Pero el nene nuevamente erecto, sigue desguazando la charcha gardenia de la carne. Un velo turbio lo encabrita por linchar al maricón hasta el infinito. Por todos lados, por el culo, por los fracasos, por los pacos y sus patadas, por cada escupo devolver un beso sangriento diciendo con los dientes apretados: ¿No queríai otro poquito?” (6).

Tirar una punta, aventurar una hipótesis, es mover un gran entramado de un tapiz de intereses dentro de un nidal arácnido, altamente venenoso. En esta maraña fáctica de interrelaciones, aunque cada alimaña está para el cuidado de su propia presa, todas domicilian en el barrio de la mafia, naturalizados como locales. Esto, circunstancial y oportunistamente supera desavenencias vecinales o ideológicas. ¡Claro, eso sí! al momento de allanamiento policial, la delación será moneda de pago, «Porque estamos todos en peligro.»

  • (1) Pedro Lemebel, “Las amapolas también tienen espinas”.
  • (2) Matilde Peinado Rodríguez, “Educación para la ciudadanía y homosexualidad: elementos para un debate”.
  • (3) Néstor Perlongher, “Matan un marica”.
  • (4) Idem. 
  • (5) Verónica Jiménez Dotte, “La semiología del film en Salò, o los 120 días de Sodoma, de Pier Paolo Pasolini”.
  • (6) Pedro Lemebel, “Las amapolas también tienen espinas”.

22 de septiembre de 1962, Pier Paolo Pasolini golpea a jóvenes fascistas que irrumpieron en el estreno de su film Mamma Roma.

En el número 40 del semanario Vie Nuove del 4 de octubre de 1962, Pier Paolo Pasolini cuenta en su columna lo sucedido en el estreno de Mamma Roma:

«… El novato fanático (Serafino Di Luia número dos de la escuadra neofascista romana después de Delle Chiaie) que, en lo alto de las escaleras de la galería Quattro Fontane, en el silencio que siguió a la muerte de Ettore que acababa de ocurrir en la pantalla, me enfrentó con el grito estentóreo que sabes («Pasolini, en nombre de la juventud nacional, te digo que eres un asco») […] La injusticia de la iniciativa patriótica fue compensada en gran medida por las inciviles bofetadas que solté al héroe, en cuanto, seguro de la impunidad, cerró aquella pobre boca de minus habens gritando nada.

Debería avergonzarme de mi súbita reacción selvática: yo «fui primero», como dicen los muy desaprobados muchachos del suburbio, y le di «mucha paliza».

Debería estar avergonzado, y en cambio debo darme cuenta de que, dadas las circunstancias que me reducen a esto – a razonar con los puños – siento una verdadera satisfacción: finalmente el enemigo ha mostrado la cara, y yo la he llenado de bofetadas, como era mi sacrosanto derecho».

Fuente: http://www.osservatoriosulfascismoaroma.org/lantifascismo-manesco-di-pasolini/

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