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Por amor al arte, una escapada a Castellón

Castellón, Grao

Viajar por amor al arte, conocer un lugar y al mismo tiempo sus expresiones artísticas de vanguardia, significa sin duda multiplicar el placer.  

Castellón y el arte contemporáneo están firmemente emparentados y uno puede descubrirlo en tan solo un fin de semana, visitando la ciudad y su Espai d´Art Contemporani y acercándose hasta Vilafamés, a tan solo media hora de allí, para conocer su museo de arte contemporáneo, un pequeño milagro que cuenta ya con cinco décadas de vida. Dos espacios únicos, punteros, que enamoran a quien los visita.

El Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC) es un punto de referencia internacional en el panorama cultural contemporáneo. Se inauguró en 1999 con un claro objetivo: debatir acerca de la experiencia artística y difundir las expresiones de arte contemporáneo más relevantes. Sumergirse en él es atravesar las diferentes corrientes estéticas unidas por la vanguardia. 

Castellón, Espai d’Art Contemporani

El museo está dividido en tres espacios: el Espai Didàctic, con una sala de documentación y otra para realizar talleres, el Espai Donar, dedicado a la expresión musical contemporánea, y el Espai Cinema, con sala de proyecciones, donde se programan ciclos temáticos y encuentros entre cineastas y artistas del vídeo. 

Ofrece además visitas guiadas para comprender el arte en profundidad. 

El EACC ha acogido exposiciones, instalaciones y performances de artistas internacionales tan importantes como Louise Bourgeois o Bruce Nauman.  

Castellón, Parque Ribalta

Pero el arte no se acaba en este espacio, y es que merece la pena pasear por las calles de Castellón, una ciudad que alberga más de 200 obras de arte al aire libre, esparcidas por sus calles. O conocer su cerámica, uno de los motores económicos de la provincia, reflejada en sus bancos, en sus murales, en sus fachadas. O admirar el “Gótico Mediterráneo” en edificios emblemáticos como el Ayuntamiento, el Fadrí o la Concatedral. El estilo neoclásico y modernista también están representado en edificios como el Teatro Principal, el Casino Antiguo o el Edificio de Correos. Perderse por sus plazas con encanto, como la plaza Mayor, la de la Pescadería o la de Santa Clara harán que la visita sea redonda. 

A tan solo 30 minutos de la ciudad, se halla Vilafamés, uno de los pueblos más bonitos de España que, además, tiene el honor de albergar uno de los primeros museos de nuestro país dedicados al arte contemporáneo. Vilafamés demuestra así que la vanguardia no es exclusiva de las ciudades, sino que combina maravillosamente con el entorno rural. 

Villafamés, Museo de Arte Contemporáneo

Ubicado en el Palau del Batlle, un espléndido palacio del s XV, El Museu d’Art Contemporani de Vilafamés atesora una excelente colección, con nombres tan relevantes como Picasso, Oswaldo Guayasamín o Joan Miró. Recoge corrientes que van desde la renovación valenciana de los años 20, con esculturas de R. Boix, T. Ballester, la apertura del arte español de los cincuenta con M. Gil, integrante del grupo Parpalló, el realismo social de Genovés y Canogar o las propuestas realistas del Equipo Crónica y el Equipo Realidad.

Fundado por el prestigioso crítico de arte, Vicente Aguilera Cernis, que da nombre al museo, alberga una colección de más 700 obras de arte que recorren las diversas corrientes artísticas y constituyen un referente en la vanguardia, tanto a nivel nacional como internacional. 

El MACVAC de Vilafamés supone el lugar perfecto para culminar una escapada en la que incluir visitas a bodegas locales o una buena comida como un arroz al horno cocinado dentro de una calabaza. Y por supuesto callejear por este encantador pueblo construido sobre una montaña, subir hasta su famoso castillo construido sobre la roca, que conserva su estructura original, con restos de la época romana, musulmana y cristiana.

Villafamés, Museo de Arte Contemporáneo

Y cómo no, acercarnos hasta uno de los puntos más fotografiados del municipio: la Roca Grossa, una roca de gran tamaño que parece llevar cientos de años en un equilibrio imposible. Cuenta la leyenda que hay que tocarla y pedir tres deseos para que, al menos, uno de ellos se cumpla. Seguro que el viajero pedirá regresar.

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