Hamlet: un clásico atemporal más vivo que nunca
Cualquier elogio sobre la obra de Shakespeare es insuficiente, con este dramaturgo inglés es imposible exagerar. Su obra, traducida a más de cien idiomas, ha penetrado en todos los ámbitos de la cultura occidental. Pero, ¿por qué amamos a Shakespeare? El dramaturgo inglés es especialista en retratar de un modo único y esclarecedor los sentimientos y la condición humana. El amor, la codicia, la venganza o la generosidad son algunos de los temas de su prolífera creación literaria.
El que podría ser el escritor más influyente de toda la historia de la literatura murió un 23 de abril igual que otros importantes autores como Miguel de Cervantes o Garcilaso de la Vega, por ello, la UNESCO aprobó en 1995 la celebración en esta fecha del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor.
Aunque todas sus obras han sido objeto de estudio y han influenciado a distintas corrientes de pensamiento, una de las más destacadas es La Tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca o simplemente Hamlet. Este texto, el más largo de su bibliografía, transcurre en Dinamarca y aborda los acontecimientos tras el asesinato del rey Hamlet (padre del príncipe Hamlet) por su hermano Claudio.
A esta pieza le debemos la célebre cita «To be, or not to be» que condensa en apenas seis palabras las dudas existenciales a las que se enfrenta el ser humano. Hamlet ha sido analizada desde múltiples perspectivas y campos como la psicología- Sigmund Freud o Jaques Lacan la utilizaron de punto de partida de algunas de sus teorías- o la política. También encontramos referencias a esta tragedia en el mundo del cine de la mano de la famosa película de animación El Rey León o más recientemente en el fenómeno televisivo Juego de Tronos.
En la actualidad, podemos localizar numerosos cuadros o esculturas bajo el título de «Hamlet». Una de ellas es la escultura ganadora del 52ª Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, Hamlet, de los artistas Coderch y Malavia. Una figura hiperrealista de bronce de 173 x 42 x 37 cm que muestra a Hamlet con los ojos tapados, cabizbajo y encima de una plataforma simulando el precipicio y el vacío existencial al que se enfrenta el personaje.
Este dúo de escultores que moldea sus creaciones a cuatro manos consigue con Hamlet representar la duda y la crisis existencial en la que está inmerso el personaje literario, en una pieza que está repleta de tensión, movimiento y que apela directamente al espectador.
Coderch y Malavia se decantan por realizar a su particular Hamlet en bronce porque es «un material con durabilidad y calidad que está por encima de la mayoría de los materiales», explican los artistas. Además, «registra cualquier textura y gesto que hagas en el original» con lo que consiguen la sensibilidad que persiguen en cada escultura.
Sin duda, Coderch y Malavia encuentran en este personaje icónico y atemporal de la literatura el arquetipo perfecto para transmitir sentimientos tan universales como la duda, el odio o la lealtad. «To die, to sleep, to sleep, perchance to dream».
Equipo Coderch y Malavia