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Nac(s)imiento. Por Julio Barco

La peste en Roma, 1869, Jules Elie Delaunay

[Esta selección de poemas corresponde a la primera parte de Semilla Cósmica, texto que fue “Mención Honrosa” entre los 4 finalistas (de un total de 359 trabajos presentados) del XI Premio Poeta Joven de Perú, edición 2020. El poemario permanece aún inédito]

En una maceta la enterraste; la purpúrea semilla adherida
a tu traje de piel cabra.
Y no ha germinado. 

Saint John Perse

Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros
de la buena semilla de la tierra.

Miguel Hernández

~

1.El nacimiento del verbo

Sin anunciarse, cae y nace el verbo. 
Repleto de voces 
propaga el incendio. 
Nausea nupcial del polen 
clavando su lenguaje en tus ojos.
Las flores salvajes
brotan del asfalto desportillado.
Su ritmo es la única
canción que canto.
El único sueño posible. 
Poder botánico de la especie sobre
la que se sostienen los sentidos. 
Este desconcierto es Armonía. 
Los hombres levantan largos edificios.
En las avenidas, el viento
Alza las faldas de las niñas.
El viento sopla a favor del canto. 
Escribo contemplando mi propia
Simetría. 
Todo lenguaje es simiente. 
Toda simiente es poesía.
El poeta es madre de la luz. 

~

2.Volcán de Agosto
(balada de las semillas)

Del luminoso, Agosto, blanca, inquieta
A la región de las errantes nubes
Hacer que se levante la cometa

José Asunción Silva

Yo no soy el bosque. Yo soy apenas un hombre lleno de hombres. Un cuerpo lleno de señales y sentidos.  Abierto un instante a la vida: con cerebro y profundidad de ideas. Alto en el zurcido de colores, frío en las horas, incendio en los albos. Buscando mi propia fiebre.  Canto atravesado por  niñas y mujeres,  albañiles y señoras en bicicleta. Ardo como se debe arder.  Escribo en los días donde gallinazos  y vigilantes mal pagados y fantasmas se encuentran. Soy el arenal sin libros. Soy el niño con el que nadie juega. Soy el llanto del pobre. Soy la dignidad del artista. Soy el cobrador de combi.  Un pedazo de sustancia aérea.  Millones de circunstancias abiertas y expuestas.  Soy un algo doblando la avenida. Los albañiles levantan las casas; los poetas, el espíritu. Mi cuerpo tiene una fecha. Mi poética una gramática. Voy y vengo. Me paro y río. Escribo millones de poemas en millones de instantes en un solo arrebato que llamaré Obra. Soy el que sube todos  libros a internet. El que busca los encuentros. Los fuegos y diálogos saben de mis ojos. Los fuegos se abren como duraznos perfectamente dulces. Escribo cuando respiro, como, amo, duermo, sueño, caigo, me despierto, salgo vehemente, camino escarapelado, observo.  Los hombres me ven llegar con miedo. Las mujeres temen la hondura de mi Soledad.  Un enjambre de sonidos  abriéndose lentamente en tu mente. Soy un cuerpo que camina y llora.  Un río atravesado por siglos. Un lenguaje atrapado en sí mismo.  Una tarde: jóvenes jugando  pelota en canchas deportivas. No soy un árbol, de mis raíces solo  nacen palabras, como pesados frutos, caen y se agolpan al vientre de la noche.  Yo soy un universo radiactivo extendiéndose en  la noche.  Estoy en el centro de la noche. Cruzo puentes y atisbo. Me rodea la risa del idiota, la envidia del que no entiende mi verso. Yo soy el que vende sus poemas para comprar un kilo de papas amarillas. Soy la densa circunstancia de la época. Soy la flor y nata de la Era. Mi cuerpo repleto de cuerpos. Mi ser lleno de seres. Mi bosque es otro: tu sexo. Busco el placer sin nombre. Río de mi maldita suerte. Yo me senté en la  silla de los Locos y empecé mi canto. Mi canto era la noche Y los cuerpos. Mi canto era el estupro Y la soledad. Yo estoy atravesado de sonidos puros. Soy un animal y poseo frutos.  El sol que crece en mí Es otro tiempo. Yo busco mi revolución.  Yo inauguro las eras con mi sexo. Yo poseo los sentidos. Mi voz que araña el mundo. Mi voz que dibuja el cielo. Yo soy el alba. Yo establezco las unidades semánticas. Yo doy las clasificaciones. Yo atravieso los dígitos. No soy una forma rabiosamente dibujada a la realidad. Soy de mil maneras. Tengo millones de árboles. Tengo millones de voces. Yo bailo libre entre los letrados. Mi voz es la voz de universo.  Me doy existiendo.  Soy un animal  y no poseo territorios. Soy un animal. Amargo y hambriento.  No soy bosque, soy venas y células y agua. Soy miedo y rencor. Calles mojadas Y caminar y observar el silencio en  los helechos destruyendo  las avenidas. Soy economía, sudor y vértigo. Soy lenguaje limitando la realidad. Donde yo me paro Yo voy a dónde van las músicas. Sueño con un final feliz a mis actos.  Yo vivo donde nace y brota el signo. Mi casa es mi mente. Trabajo todos los días, todos los años. Todos los años amo y trabajo. Invierno, otoño, primavera, verano. Todos los siglos duermo. Yo soy el que camina y escribe Su caminar como literatura posible. Hay niños y bolsas con plátanos en mi arte. Hay hombres que venden pollos y carnes en mi arte. Hay resplandor en mi arte.  Soy la hectárea del hartazgo.  La rima etérea de los paridos. Me buscas para volver a llegar a la cima de tu energía. Soy el que arrebatadoramente busca. Y no encuentra.  Crezco en la mediocridad. Crezco en la incertidumbre. Crezco entre jarras de plástico.  Y no hay entendimiento posible.  ¡Oh hartazgo y multimedia! ¡Multitud y canciones rotas! Mi adolescente soledad, mi universo mojado tras el mendrugo. Soy la soledad de los dinteles donde bailan aún y retozan las sábilas. No soy un bosque, soy un hombre Buscando sentidos. Entre edificios no soy nada. En los mercados no soy nada. En las horas, lleno mi sombra y mi nombre. Canto,  arrojo mi melodía a los rostros vacuos. Se ríen de mi arte los infelices y hambrientos. Busco el ritmo que soy. Soy el ritmo que falta a las horas. Y en estas calles roban; se vende la virginidad;  hay páginas webs y niñas achinadas. Siempre soñamos este fuego. Los cerros crecen. Todos mueren. Quiero cambios y respuestas. En las tardes vago y soy el hambriento. En mis ojos se retuercen los enfermos y plásticos. Mi voz rompe la mediocridad existente. Mi discurso forma su propio ritmo.  Me hallo en el principio de todas las eras.  Soy el inicio de todos los cuerpos.  Alguien coloca mi voz fresca como un membrillo verde glauco en el alfeizar de las ventanas. Soy la higuerilla que nació después de la guerra. Multitud de yoes forman mi Yo Semilla.

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3.Los hombres abandonan la poesía

Y no hay remedio contra ello. 
Tedio, depresión, corrupción:
¿me dejas ahora cantarte mi nuevo verso?
Arrojo signos contra el  hastío.
Crecen sonidos, musgo. 
Mi voz aquí estalla. 
No hay salida posible. 
Domingos atrapados en la tibieza
de los cuerpos: envejecer, morir.
En el cielo cruzan las lechuzas.
Sisea el viento y la madrugada
es el cuerpo que buscamos. 
En las bodegas hacen cola los niños. 

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4.En la tele avisaban que pronto
acabará la Peste. Y 
los duendes y mujeres exhaustas
jugaban debajo de las mesas. 
El mar es un Dios Pequeño
que azuzan los barcos. 
Yo soy el triste sonido de los puentes.
Soy el dintel de las habitaciones cerradas. 
Todo ahora es una música
debajo de los objetos perdidos.
Pintura rupestre de sueños accidentados. 

5.Me siento en los parques y observo
la noche, mi ciudad. La inquietud
de no saber a dónde ir ni dónde regresar.
Nada me calma. ¿Amaré mis sentimientos
ahora que sé que brotan como semillas
entre los seres? La voz es habitación
abierta para que nazcan cantos. Mi temor
reproducir solamente una música cósmica. 
Mi caos una oración enquistada en una semilla. 
Me gustaba más Mallarmé. Pensar
En el sonido vacío de los lenguajes.
Ahora no tengo sino un fósforo entre mis manos. 

~

6.Me inquietan los caminos que toma la gloria

Y tu fuego será una semilla en una hoja.
Y la semilla multiplicará su sentido.
Resplandor, epígrafes, nubes:
me alejo por siempre de las bibliotecas.
Y cada sentido será también conciencia. 
La semilla viaja sin sentido sobre los cuerpos.
La semilla provoca convulsión o calma.
La semilla guarda miles de voces.
La semilla guarda los bosques y guerras. 
No hay otro destino y lo sabes.
Empezar a envejecer es huir de tu antiguo fuego.
Sostengo que la intensidad es necesaria 
Y cultivarla en nosotros un acto heroico. 
Una semilla sostiene el gozo y la posibilidad. 
El universo es cruzar un puente y volver a casa. 
En el silencio de los dinteles, conversan
dos señoras de sus malos y borrachos maridos.

~

7.Mis ojos son semillas

Y tus ojos la tierra donde crecen
Los vahídos de mi mente.
Lleva los algoritmos de mi canción en tu ritmo.
Poetas y campesinos trabajan arando la tierra. 
Esquizofrenia de las semillas ululando en las arterias.
Arterias desvencijadas en la Inmensa Ciudad.
Los poetas  crean su voz en el círculo infinito. 
El círculo es el origen.
Toda semilla es un sol. 

~

9.Esbozo de un vozque

Para Ana Abregú, 
escritora y poeta argentina

Semilla de la mente, semilla del desasosiego
semilla de la diafanidad semilla de los dígitos 
semilla  del verano, semilla de las flores
semilla de la sangre, semilla de la intensidad
semilla de los himnos, semilla de los cantos
en tu nombre giran los astros y las amapolas
en tu coloquio de sabia coloidal
florece el universo. 

*

En el desorden la semilla lucha, crece,  se reproduce y muere. 
Fuiste un círculo cruzando dos cuerpos. 
Un signo entre dos cuerpos. 

*

La semilla, en el vacío, crea el verbo.

*

Mi voz que duerme en el algodón húmedo.
Mi voz que brota.

Julio Barco (Lima, Perú, 1991) estudió en la Universidad Nacional Federico Villareal. Ha publicado trece libros, de los que destacan los poemarios Respirar (Perú: La Chimba Editores, 2018; Premio Gremio de Escritores), Arquitectura Vastísima (Perú: Editora Huachumera, 2019; Premio Huauco de Oro), Arder (gramática de los dientes de león) (Perú: Editorial Higuerilla, 2019), Des(c)ierto (Argentina: Metaliteratura, 2020) y Mosaico (Chile/Argentina: Metaliteratura/Astronómica, 2021), la antología Sistema Operativo (Colombia: Seshat, 2020), la compilación Yo construyo mi país con palabras (Perú/Argentina: Lenguaje Perú Editores/Metaliteratura, 2020) y la novela Semen (música para jóvenes enamorados) (Argentina: Metaliteratura, 2020). Fundó y dirige la web Lenguajeperu.pe, así también el grupo TAJO. Actualmente es redactor de Literalgia y de Lima Gris. Fue gestor del proyecto cultural Poético Río Hablador, que desarrolla proyectos de poesía en El Agustino. Su sitio web es: http://juliobarco.metaliteratura.com.ar 

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