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Encerrar y vigilar. Entrevista a Alberto Moreno y Samuel Ibarra. Por Aldo Alcota

Colectivo Delight Lab., Hambre, intervención sobre el edificio de la Telefónica Chile, 18 de mayo de 2020. Fotografía de Gonzalo Donoso

Hace unos meses Marciano Ediciones (Santiago de Chile) publicó Encerrar y vigilarEscrituras bajo amenazas, una antología sobre la pandemia  (de descarga gratuita) y cómo este acechante virus ha impactado en muchas y muchos creadores, y de qué forma lo han abordado y afrontado con apoyo de sus textos y obras visuales. Hemos entrevistado para Canibaal al poeta Alberto Moreno y al artista visual y poeta Samuel Ibarra, quienes han sido los antologadores chilenos de esta publicación, con un destacable trabajo de selección, edición y notas. A través de sus palabras, nos cuentan la gestación de este proyecto y dejan en evidencia sus incisivas reflexiones sobre este contexto distópico, que ha afectado a toda la humanidad.

Enlace donde se encuentra el libro: http://www.poesias.cl/encerrar_y_vigilar.htm

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): ¿Cómo nace Encerrar y vigilar (Marciano Ediciones, Santiago de Chile, 2020), cómo se fue dando el deseo de poder reunir una variedad de obras y cuáles fueron antes los criterios para elegir a los colaboradores en esta publicación?

SAMUEL IBARRA: El poeta Alberto Moreno me propuso generar una publicación que diera cuenta de reflexiones en/desde la pandemia. Entrevistar a gente vinculada al pensamiento que diera su parecer sobre lo que estaba ocurriendo. Por esos días estaba circulando muchísima información en redes. Estaba también flotando la polémica de Agamben. Particularmente me sentía abatido de tanta opinión de científicos, médicos, y más de uno que otro agorero catastrofista que pulula por las redes. Eran días de encierro, de miedo de incertezas. Le propuse entonces a Moreno compilar escritos de poetas. En esas escrituras veía la posibilidad de conectarme a experiencias sensibles más honestas y más próximas, a lo que yo estaba sintiendo por esos días. Con Alberto nos une una mirada común de sospecha respecto a que detrás del movimiento y la narrativa de esta gubernamentalidad neoliberal se esconde un doble o triple discurso que apela a constreñir, limitar y activar dominancias y controlar la vida lo más que se pueda. No partimos del miedo al pensar el proyecto sino desde la sospecha y el desacato al biopoder. Los criterios de selección que yo propuse estaban centrados de una diagramática performática. Buscar voces e imágenes disimiles, reunir  figuras y palabras que provinieran de mundos y subjetividades diversas. Me interesaba el sentirpensar de un poeta chileno en el exterior y el de otro en la sureña Molina por ejemplo. 

Graciela Ovejero Postigo, NHVCT20. Fotografía digital

Quisimos activar una polifonía sensible y poliédrica en la utopía de contar con las mayores experiencias de sobrevivencia ante un escenario inédito. No solo era el encierro sino el desfondamiento (al menos momentáneo) de una racionalidad depredadora y avasallante. A mi juicio lo que nos ha demostrado todo lo vivido- parafraseando a Parra- es “creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”

Graciela Ovejero Postigo, NHVCT20. Fotografía digital

ALBERTO MORENO: En este tiempo marcado por la desidia y las “ansias carnívoras” del poder, optamos por la amistad al momento de pensar en quienes serían parte de este proyecto por las afinidades electivas. Con algunos hemos compartido la vida y tenemos visiones del mundo cercanas, ya sea desde la literatura, las artes visuales, la pintura, la fotografía, la performance, y otras expresiones. Era una forma de devolvernos al mundo, de recuperar una parte muy querida de la vida que se nos arrancaba día a día de las manos. 

Magdalena Benavente, Doña Pandemia. Pintura

ALDO ALCOTA (CANIBAAL)Encerrar y vigilar, una frase que juega o modifica el título de la conocida obra de Foucault Vigilar y castigar. Al final el despiadado control sobre la sociedad continúa en este presente siglo sin parar. ¿Se mantendrá por un largo período este tiempo del impedimento, este estancamiento que frena el libre movimiento, esta realidad panóptica (“De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. Hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción”. Foucault)? ¿Hacia dónde va el estado de vigilancia que se pretende imponer en nombre de la salud y la asepsia? 

SAMUEL IBARRA: Yo tengo la impresión que este colapso planetario ha servido para ensayar- probar modelos de existencia para bien y para mal. Para bien, ha encendido creatividad solidaria, resistencia, resiliencia, colaboraciones comunitarias, etc. Ha servido para desmantelar la falsas promesa de protección y resguardo de los sistemas sanitarios sobre todo en países neoliberales como USA, Ecuador, Colombia, Brasil o Perú. Es duro, pero nos reveló violentamente que la protección de poblaciones para el libre mercado es un vacío y fútil slogan. Para mal, lo vivido reificó ciertos dispositivos de control y dominio como nunca antes. La vigilancia que arguyendo motivos sanitarios profundizo su deseo de control total de la vida, mostró rasgos muy tenebrosos. Por ejemplo en Chile ya vamos para un año en estado de emergencia y toque de queda sin grandes cuestionamientos. También la desprotección social ha sido impactante e indignante, por ejemplo ha tenido que ser los propios trabajadores quienes paguen con su ahorro previsional su pequeña estabilidad en medio de la crisis. Efectivamente hicimos con el título una cita provocadora al texto de Foucault a propósito de la movilización pública de prácticas y discursos sociales, policiales, inmunitarios y de salubridad que refieren a modelos penales que han atravesado y han sido el eje de la era moderna. 

ALBERTO MORENO: Difícil responder a eso. Llevamos cerca de un año bajo las reglas y el orden de un Estado de Excepción Constitucional. Ya es parte de la vida, y eso parece no importarle a nadie. Cada cual ha sido arrinconado a su breve espacio, destinado a su confinamiento, y que cada uno se las arregle como pueda, esa es la consigna. El que tenía empleo, al teletrabajo, y el que no, sálvese como pueda. Ese es el único y real milagro chileno, visto a trasluz y en toda su colosal dimensión: sálvese quien pueda. Asistimos durante el 2020 a la develación y caída del mito de la macroeconomía chilena; el milagro del mentado oasis era, en su base, bastante más simple y prosaico: las cifras que han exhibido los diferentes gobiernos de la transición perpetua, están sostenidos por tres factores: ahorro mensual obligado de la clase trabajadora en las AFP, empleo informal y precario extendido a todas las áreas, y la histórica -y no superada- mono exportación de materias primas (fruta, madera, salmón, cobre). No hay más. ¿Qué nos muestra todo eso? Una estructura latifundista o hacendal, que muy poco ha variado en dos siglos. Seguimos capturados en esa lógica mezquina que organiza la vida, la cual reparte entre muy pocos una gran riqueza y juega a distribuir miseria para el resto del país. Eso, creo yo, ha puesto en evidencia esta crisis sanitaria. El virus existe, cómo negarlo, los antibióticos y las vacunas son necesarias y urgentes. El problema es cómo se enfrenta esa crisis, con que visión de la vida y de la muerte se asumen los riesgos y se abren o cierran las expectativas ante una amenaza externa y desconocida. Es decir, trata de las definiciones sobre qué es prioritario y que puede esperar o postergarse. Y ya hemos visto las decisiones del gobierno y los economistas. La prioridad absoluta es el mercado.   

Carlos Montes de Oca, S/T. Collage

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): ¿Cuál es la función del arte, de la poesía, de la cultura en esta época de pandemia?

SAMUEL IBARRA: A mi juicio hacer reflexionar sobre lo que nos pasa como individuos en un orden y contexto societal dado. Nos aleja del terror y las sensaciones caotizadas. El arte activa pensatividad y reflexión. Crea imágenes cargadas de lucidez y reflexivilidad por que apela a un sensorium vital. El arte colabora en la tarea de dar nombre a las cosas. Lo sin nombre es inteligible porque no está modelado y permanece informe y en una doble condición, fantasmática y evidente. En este periodo vivido por un casi dos años, la poesía y el arte han permitido nombrar lo innombrable para un modelo que hizo del discurso exitoso una fantasía de inmortalidad e infalibilidad. El arte nos ha hecho visibilizar dibujos sobre la extinción y como se escapa a ella desde una conciencia, que nos demanda pensar  y actuar en plural. 

Leonardo Salazar (Leosky). Fotograma Terror y baile

ALBERTO MORENO: La poesía es como el aire, no se detiene jamás… Es pulsión de vida por sobre todas las cosas humanas. Como tal, no cumple una función equis en esta historia, pues la antecede y la trasciende. Ahora bien, en tiempos de pestes y de malos gobiernos, en tiempos de sálvese quien pueda y cómo sea, podemos invitar a las personas a que experimenten la poesía, que se acerquen algo más a sus infinitas posibilidades. En vez de encerrar aún más a la humanidad en dogmas e iglesias, abrir las puertas del cielo con la poesía. Es como el amor, puede estar en cada esquina, en cada calle, sólo que el amor humano es finito, y en algún punto, cesa su fuerza vital. A la poesía en cambio no le concierne el camino de la muerte. Eso hacemos con nuestra antología: dejar que pase la vida, que circule más aire, cada cual se sentirá tocado por un collage, un poema, una pintura, una performance o un dibujo. Eso es lo que buscamos, sacudirnos el miedo, abrir los ojos, sentir la palabra viva o el color que nos corre por las venas. Apagar la tele por un buen rato y combatir con estas artes la vigilancia y el encierro. Porque si estás confinado junto a toda tu familia en un reducido espacio y además lleno de miedos, eres caldo de cultivo a las enfermedades… Es un hecho. 

Leonardo Salazar (Leosky). Fotograma Terror y baile

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): Al leer las introducciones y los textos a modo de presentación de Alberto Moreno, Samuel Ibarra e Iván Torres Apablaza, queda claro la voluntad y finalidad de esta publicación: vencer el miedo, darle un lugar importante a la imaginación, a la revuelta po-ética y honrar la vida (dignificarla y enaltecerla). ¿Es posible que la creación pueda ganarle al miedo, al silencio, al agobio del encierro, a la precariedad que arrasa la cotidianeidad día a día? 

SAMUEL IBARRA: La vida para que sea vida es combate ante todo. Es hacer frente a la inminencia de la muerte y al sin sentido. Pensarnos más allá de la carne, como un cuerpo, como sujeto supone obvio salir del miedo y la inacción. La creación sin duda hace movilizar los sentidos vitales. Abre el marco a otra realidad interpretativa y expande las versiones para comprender el aquí y el ahora. Crear bajo emergencia es echar mano a un caudal de energías que luchan por no fenecer ni perderse en la invisibilidad. Crear es resistir y tomar conciencia de la accidentalidad que nos obliga a sortear la vida misma. Crear es dignificar la existencia porque es testimoniar una lucha cuerpo a cuerpo con las dificultades y sobresaltos. Toda escritura es una traza, un surco sobre un terreno que si no se trabaja se seca en impotencia y castración. La escritura, la voz, la marca, la seña es romper la indiferencia del dato y la homogeneidad ciega de las listas. Lo digo porque la antología también nació como respuesta a las estadísticas de morbilidad y muerte que se hacían tan comunes y naturales en aquellos algaidos e interminables días, en esos en que  fue pensada y nació.

ALBERTO MORENO: Veo esto que organizamos como actos de resistencia y contracultura, y los actos de creación pueden dignificar la vida, con toda confianza lo sostengo, esta revuelta po-ética (como bellamente lo señala Iván Torres en su introducción) nos devuelve ese impulso, esa aceleración constante, la mirada no complaciente, inquieta, perspicaz, cuestionadora, pero que siempre apuesta, que se la juega por algo mejor, que nos motive, que desajuste aquello que parece inalterable, como la misma cuarentena y el encierro de meses, en fin, creo que poco a poco fuimos saliendo de esa precariedad que nos arrasó y ensombreció. Reunimos las presencias disgregadas, las pequeñas islas y formamos un archipiélago, una trama de sentidos donde liberarnos. Es un comienzo.       

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): ¿Qué diferencias puede haber entre sufrir la pandemia y sus restricciones en Europa, por ejemplo, y por otro lado vivirla en Latinoamérica y Chile?

SAMUEL IBARRA: Desde mi perspectiva veo el elemento diferenciador en el tema económico. La vida en nuestro contiene se precariza, se hace difícil, sobre todo para los más desposeídos. Los pobres se hacen más pobres y las condiciones materiales se pauperizan. Es un drama que trae aparejado daños conexos. Crisis políticas, aumento de la delincuencia, precarización del trabajo, estrés de los sistemas sanitarios. Eso en lo material. En lo espiritual, en lo anímico, en la visión y esperanza del futuro para cualquier habitante de la tierra que vive y trabaja como cualquiera, esta situación es una posibilidad de pensarse. Reflexionar por ejemplo sobre la fragilidad, sobre lo pequeño y lo íntimo, sobre lo posible y lo finito, sobre el cuerpo y los sentimientos. El escenario pandémico ha sido un camino, un viaje hacia dentro para muchos seres humanos.

ALBERTO MORENO: Siendo honesto, me es difícil responder a eso sin caer en especulaciones. Carezco de los medios para hablar de algo así. Sin embargo creo entender que hay un punto que puede ejemplificar la respuesta: los parques públicos, los senderos, las plazas, todo espacio urbano o semiurbano de esas características fue clausurado en Chile. ¿Cómo explicas o justificas algo así? Cientos de miles de familias encerradas en pequeños departamentos y casas sin la posibilidad de salir a respirar ni caminar. Niños, jóvenes y viejos por igual. Eso es cruel… Prohibir la opción de salir aunque fuese una vez al día a un espacio abierto, con árboles, donde caminar y respirar, es pura crueldad, desidia e ignorancia. Entiendo que en buena parte de Europa las personas mantuvieron su opción de ir a un parque o una plaza. Por otro lado los niveles de vida de las familias en Londres, Berlín, o Ámsterdam no son comparables con el de las familias en Santiago, Lima o Caracas. El hacinamiento es otra peste que atenta contra la vida y nos enferma, pero nadie busca la cura contra eso.             

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): ¿Cuál es la importancia actual de realizar una obra colectiva, con diversas voces, estilos y poéticas?

SAMUEL IBARRA: A mi juicio es un dibujo a escala de una respuesta comunitaria contra la adversidad. Es un espacio multitudinario de encuentros justo en medio cuando se nos prohíbe la proximidad de la corporalidad. Cuando se estigmatiza lo común como lugar de contagio inminente, lo masivo de la palabra abre una plataforma de sobrevivencia porque se entroniza una idea de ecosistema. Se existe porque se está con otros; se existe porque necesito a otros y otras y constatar que padecemos este percance en común. Una obra colectiva en tiempos de terrores víricos nos devuelve una pertenecía gregaria de la que hace años le habíamos dejado de dar importancia y que felizmente, meses antes el estallido social, nos la  hizo saber imprescindible.

Leonardo Salazar (Leosky). Fotograma Terror y baile

ALBERTO MORENO: Encarnar la diversidad, la otredad, la multiplicidad, y decirnos ¿Se puede hacer algo así? Nos respondimos que si se puede. ¿Resultado? Una obra coral. Abierta. Poli-genérica. Difícil que les guste a todos, más difícil aún que no le guste a nadie. Dicho en García Lorca: “Lo que es luz en un poeta, puede ser fealdad en otro, y desde luego, sepamos todos que la poesía no se entiende. La poesía se recibe, la poesía no se analiza, la poesía se ama”.   

ALDO ALCOTA (CANIBAAL): ¿Cómo les ha afectado esa sensación de extrañar a cómo se vivía antes?   

SAMUEL IBARRA: Bastante. Yo extraño los besos y abrazos. Extraño la tranquilidad y alegría de un encuentro casual con amigos sin la sospecha viral de promedio. Me ha dolido y he padecido la precariedad de la vida. He perdido empleos y dilución de proyectos que me eran importantes Me ha indignado como el “teletrabajo” por ejemplo, ha sido proclamado a los cuatro vientos como el futuro del empleo cuando lo que esconde son nuevas precarizaciones. Me ha dolido la cantidad inmisericorde de muertos y como los pobres se hacen cada vez más pobres. Me ha dolido la ineficacia de gobiernos neoliberales que ha privilegiado la estabilidad económica por sobre la salud de las poblaciones. Constatarlo ha sido vergonzoso. Sin embargo pese a todo valoro la alegría y la energía de vivir con que los artistas  y creadores han resistido y se han comprometido con una nueva conciencia de lo común, que esta macro situación nos ha obligado a repensar.

Leonardo Salazar (Leosky). Fotograma Terror y baile

ALBERTO MORENO: La pérdida de confianza entre amigos, entre hermanos, con la familia, pues se instaló un discurso donde todos podemos ser portadores de un germen mortal. Eso es lo más raro e inesperado de este tiempo. No poder abrazar a tus viejos con la confianza que ese acto hermoso merece. No ver a los amigos, pues muchos de ellos también cayeron presa del miedo. Por otro lado, como ya te decía al inicio, el poder del Estado al declarar permanente el Estado de Excepción Constitucional, mantiene las calles llenas de policías y militares las 24 horas del día. En Chile hay toque de queda a las 10.00 pm. Esto nunca debió ocurrir, pero dejamos que pasara y es una realidad que debemos sortear en el diario vivir. Es un mundo cada vez más extraño. Esta obra colectiva quiere que al menos, ese mundo extraño, no sea tan ajeno. 

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