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Un blues para Teherán, entrevista a Javier Tolentino

Poco a poco Dios nos quita la belleza humana
poco a poco el árbol joven se marchita.
Ve y recita: “Todo cuanto está dotado de vida,
acabará pereciendo”.
No te enamores de los huesos
busca el espíritu.
Yalal ad-Din Muhammed Rumi

Javier Tolentino, ligado durante décadas al cine a través de las ondas y las letras, da el salto a la dirección con la película documental Un blues para Teherán. La película se ha proyectado en diferentes países y festivales y está nominada a los 36 Premios Goya como candidata a mejor película documental.

Ximo Rochera: Después de más de tres décadas en la radio, tras hablarnos en Disculpen que les hable de la radio, ediciones Canibaal, 2017, de tu pasión por las ondas, ahora realizas un salto al vacío –se podría decir un acercamiento entrópico al caos– pasándote a la dirección de películas. ¿Te dio vértigo tomar esta decisión?

Javier Tolentino: En absoluto, quizás soy bastante atrevido o algo inconsciente. Bueno, la verdad es que, como bien sabes, lo que más me gusta es probar lenguajes diferentes: radio informativa, radio creativa, cortometrajes, ensayo, crítica y probar con intentar hacer un cine sin género, atreverte a fundir ficción con cine documental… No, no es un salto al vacío, es una  consecuencia creo que muy natural (Nouvelle Vague, Dogma, Nuevo Cine Brasileño, el propio cine iraní…) pasar del análisis al acto tiene mucho riesgo pero lo veo como un gesto de honradez, han sido bastantes los que han pasado de la observación a la práctica fílmica. 

Javier Tolentino en La Filmoteca de Valencia

X.R.: Un Blues para Teherán es tu primera película. Para esta primera película sé que has contado con un equipo magnífico y tengo que reconocer que eso se nota en cada uno de los minutos de proyección. ¿Cómo fue esta primera experiencia como director? ¿Te ha dejado con ganas de comenzar algún otro proyecto cinematográfico? A los espectadores nos encantaría.

J.T.: Gracias, Ximo. Sí, tenemos varios proyectos, en este momento, en distintas fases de desarrollo, el cine es arriesgado y hay que ir despacito. ¿cómo me siento dirigiendo?, la verdad que muy bien, me siento extraordinariamente bien en el plató, en el rodaje, tomando decisiones, viendo como cobra sentido aquellos que has proyectado, que  has escrito, algo que no me es tan ajeno porque durante muchas décadas me he visto en ese punto, tomando decisiones en riguroso directo, en el cine tienes más calma. Pero, efectivamente, has dicho algo muy importante y muy obvio: el equipo técnico. Si tienes a los mejores en cada especialidad, lo normal es que aquello salga bien; pero, no nos engañemos, tú tienes que saber qué quieres contar, desde dónde quieres contarlo y cómo quieres contarlo y esa responsabilidad es tuya y no puedes ni debes delegar esa mirada. Ahora bien, necesitas llevarlo a la pantalla, imagen y sonido, y tú puedes querer pero necesitas a los profesionales que lleven a cabo aquello que tu quieres transmitir y ahí mi querida productora Sandra Mora ha desplegado un equipo increíble. 

Javier Tolentino rodando en Irán

X.R.: La película está rodada en Irán, un país del que sabemos poco y, quizá, lo que sabemos está demasiado mediatizado. Cuéntanos qué impresión cultural te dio Irán, me refiero a algo tan importante para crear el esqueleto de un pueblo como la poesía y la música.

J.T.: Mi impresión cultural sobre Irán no viene exclusivamente por el rodaje de ‘Un blues para Teherán”, inicialmente por su poesía de la que siempre me sentí muy cercano, poetas como los muy conocidos como Rumi y Hafez o el poeta romántico Nizami de Azerbaiyán y la increíble poeta y cineasta Forugh Farrojzad que es con quien construimos el epílogo de Un blues para Teherán. Y también por el cine iraní que cuando comienza a llegar a Europa nos deja a todos bastante obnubilados o hipnotizados: por su relación con su literatura, por la novedad de su lenguaje, por la honradez en la forma tan sutil de rodar, de filmar. Irán es probablemente el pueblo con una relación genética e histórica con la cultura, que va más allá de cómo entendemos la cultura en occidente. El cine de Rasoulof, Makhmalbaf, Payamo, Mehrjui… fue una irrupción del mismo nivel que la Nouvelle Vague, sin duda alguna. 

X.R.: En ocasiones, en Occidente, no valoramos la suerte que tenemos de haber nacido aquí. En un momento de la película un personaje nos habla de este determinismo que él llama Maldición geográfica asiática”. Yo creo que hasta que estos desequilibrios no se solucionen no estamos en condiciones de dar lecciones a nadie. ¿Cuál fue la acogida que recibisteis de la gente en Irán?

J.T.: Está por ver la acogida de Un blues para Teherán, en Irán. De momento la película tiene el veto de la consejería de cultura de la embajada iraní en Madrid. Pero los iraníes residentes en europa, cuando la película se ha proyectado en París, Toulouse, Munich e incluso en  Rusia, Jordania y Túnez con unas relaciones evidentes con el país iraní, la acogida es muy linda, entienden perfectamente que lo único que hemos hecho ha sido construir un haiku, un poema visual de amor a Irán y a su cultura. Cuando rodamos en Irán todo fueron facilidad y afecto de los iraníes por colaborar con y en la película. 

X.R.: Forough Farrojzard fue una poeta iraní y directora de cine, fue un emblema del feminismo en su país. Ella se casó a los dieciséis años en contra de las creencias familiares, después se divorció y le quitaron la custodia de su hijo, su padre (coronel del ejército) la repudió; fue acusada de corromper a la sociedad con sus poemas. En 1962 dirigió el documental La casa negra y en 1967 murió a los 32 años. ¿Qué crees que pensaría una mujer iraní como ella del difícil trayecto que está recorriendo la mujer (no solo en Irán)?

J.T.: Citando a Forough o a Marjani Satrapi (Persépolis) me tocas la fibra. Forough Farrojzard es la gran mujer de la cultura iraní amante de la libertad y de la igualdad. Hay muchas mujeres iraníes que han tomado la antorcha de esta maravillosa poeta, mujeres que protagonizaron la revuelta en los estadios, las manifestaciones verdes y las quedadas sin pañuelo por el centro de Teherán. No me cabe duda alguna que ella estaría ahí, luchando por la igualdad. Quienes hemos vivido y estudiado a las sociedades de Oriente y de cultura islámica entendemos que esas prohibiciones y vetos no tienen nada que ver con el verdadero espíritu del Islam, donde la música, la cultura y la belleza se relacionan perfectamente con las creencias religiosas de cada persona. 

Sandra Mora (productora de Quatre films) y Javier Tolentino

X.R.: El pájaro era solo un pájaro / Oh, ¡qué olor, qué brillo del sol! dijo el pájaro / La primavera ha llegado / y buscaré alimento. / El pájaro se elevó desde el canto de la baranda Y voló como un mensaje. / El pájaro era pequeño / El pájaro no pensó / El pájaro no leía los diarios / El pájaro no tenía préstamos / El pájaro no conocía a los hombres. / En el cielo / sobre la luz roja, / voló el pájaro a través de las alturas de los pensamientos / y experimentó locamente / los momentos del azul celeste. / Oh, el pájaro era solo un pájaro. (El pájaro era solo un pájaro, Forough Farrojzard).

Las imágenes estáticas de la naturaleza y la comunión del hombre con ella (un mirlo trinando en la baranda de una ventana presto para ser grabado) está presente, como la música, en toda la película. Yo creo que el futuro será ecológico o no será. ¿Qué piensas tú del planeta, de las sociedades como Irán, del futuro?

J.T.: Nunca entenderé a este sistema nuestro tan egoísta e insolidario con quien nos da la vida, el agua, el sol, el mar. No entenderé a esos empresarios, banqueros y políticos que creen que van a vivir toda la vida, que morirán enterrados en sus cuentas corrientes. Ya ha recursos en el planeta para que no haya pobres, para que todos tengan acceso a la salud, a las vacunas y a una vida más linda. No puede ser que el planeta se vaya al carajo por cuestiones de poder y de una política de patricios y de privilegios. Tengamos algo de sensatez antes del apagón o del asteroide. Hagamos del planeta un sólo país, sin fronteras, con libre circulación y con la garantía de la igualdad. ¿Para qué le sirve a Botín, Amancio, etc… morir siendo los más ricos del cementerio?, cambiemos y construyamos otro modelo más respetuoso con el planeta y con la cultura que vino de oriente y que hoy es la gran derrotada por el escaparate del consumo.

Cartel de Un blues para Teherán en el festival de Moscú

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