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En la noche larga y crepuscular. Por Carlos Cabral Nunes

Albers[1], Breton[2], Kafka[3] y Beuys[4] se juntan para conversar y hay una silla vacía, sin embargo, un silencio se cierne sobre la mesa y un matiz, un escalofrío sobre los hombros.

Escribo en un proceso automático; las líneas se vuelven del color de un pincel en el reemplazo vernáculo de los centauros, que buscaba en la infancia. Todo me resulta doloroso ahora, lento, en los albores de este nuevo mundo en el que las certezas se mutilan en cada viaje o trozo de papel. Las verdades aplastadas en la bondad de los ogros sin vaciar el vacío o el cadáver pospuesto de Stalin, siendo su reverso y todo disuelto un líquido infame en la voz del tiempo.

El significado que le doy aquí es solo el del fin de la era. Hay un nuevo rumor. Quizás un acantilado reinventado. Todo estaba sin hacer nada, como un caparazón al revés.

El trabajo, siempre el trabajo, desgarrándose, consumiéndonos, entregándome a él. Y aquí, un desafío para hablar de alguien a quien nunca he visto, ni siquiera escuchado. Solo y solo la grabación escasa de algunas imágenes, reproduciendo obras de las que no tengo olor, ni siquiera percepción de escala, y mucho menos textura o alguna textura reflexiva que el vagar de las horas, en la intimidad iluminada, permitiría. Aún así, resistiendo en un momento primigenio, acepto el desafío con la sana esperanza de un Oppositorum[5] salvífico, ya que, en su interior, vienen reliquias hechas con vagar de relojeros. Allí no hay prisa. No hay urgencia, no hay silencio. La silla vacía no pertenece a este autor.

Estamos, probablemente siempre lo hemos estado, ante el exceso, de todo y nada, de lo absoluto, inmaterial, de la energía o de su ausencia. Nada está contenido, todo se expande y se esparce. También lo es el proceso pictórico. Hay un comienzo en la ausencia que se desvanece a un trazo de tinta, como una inmolación, un regalo diáfano. Naturalmente, el entonces, posiblemente, conjunto de trabajos que Ricardo Terrones viene realizando a lo largo de los años, en el lugar adecuado para un lugar del firmamento amoral de las pictoestrellas, que ya no existe. Todos partieron de la misma luminaria. Todos ocupaban una silla, ahora vacía. Uno encima del otro, haciendo tierra y humus de donde surgen voluntades y mañanas cantantes. Terrones está destinado a esas savias fertilizadas, ahora se hacen fertilizantes en él. Diría que la construcción de una lengua comienza con el alfabeto. Debemos rechazar lo obvio, el exceso. Define cada detalle, cada innovación en profundidad, y deshaciéndose de todo lo demás, el accesorio, de lo que ya no está. Pero la irreverencia de los gestos, atemporales, impide la purificación ungida del diácono. Por tanto, nos queda mirar el error y percibir en él una humanidad sublime. Ricardo es así, lleno de rutas perdidas en el camino soñado por dónde camina. Allí falta un discurso coherente, una articulación adecuada o un diálogo entusiasta al comienzo del viaje. Falta aquí una gran verdad, como diría el poeta[6], pero sobre todo falta la capacidad servil del tiempo, de la madurez del tiempo, en un progreso discursivo que puede aspirar a ser único, transformador. En un desafío de ser habitantes de un mundo nuevo. Quizás. Uno que sigue intacto, sin desperdicio, donde los gestos se hacen una ofrenda, para vagar.

Hay una especie de cruce ontológico en lo que Terrones me mostró de él. En esto, en su declaración hecha selección o conjunto de obras, habito, más que en el pasado obsoleto que ad infinitum[7] conserva la red digital[8]. Hay una exótica mezcla de arte que dejaron los incas[9] y los aztecas[10], fusionándose con la ascendencia de los macondos[11] y bosquimanos[12], de la que Artaud[13] pudo hablar, sin saberlo, solo intuyendo, fruto de su encuentro, en tierras mexicanas, con Cesariny[14] y su poética metafórica, que es un encuentro hermoso pero paradójico, aceptación simbólica, fundadora del Surrealismo, propuesto por Lautréamont[15]. Hoy, entre otros, Maludi[16] ha intentado, alucinado frenéticamente, en un trance profundo, seguir este camino. Terrones lo hace cerebralmente. Allí no hay sacudidas automáticas, mucho menos improvisación o explosión. Hay una búsqueda estoica en la construcción rigurosa de la obra, en el proceso narrativo primero, en su posterior formulación esquemática, en la forma en que luego se realiza el cuadro. De hecho, existe un cerebro completo que realiza su función. Pero, diría Beuys, ¿Qué hay de malo en eso? Ninguno, dijo Breton, especialmente si puede ignorar la profundidad de lo que dice, ficticio. 

Terrones establece, de manera simultáneamente intuitiva, un vocabulario propio del que quizás ni siquiera se dé cuenta todavía, como el niño que llora por su padre la primera vez, como si padeciera algún temblor común. O el anciano, en el acantilado final, mortal, destrozando la vida en un último suspiro. Allí también resistirá una palabra, en su propio idioma, reinventado por cada autor, por tanto, personal. También la serie de Ricardo Terrones. El predominio del color. La síntesis de materia. La constante evocación de figuras proto-clásicas y neo religiosas o de ascetismo animista, profundos lazos de raíces culturales, americanas indias, ancestrales, llevando un código genético que no se quiere deshacer ni modificar. Así son los detalles y las piezas que creó singularmente, en una lógica narrativa fragmentada y multidimensional, como en una catedral sus piedras inspiradoras, laboriosamente unidas, configurando el paisaje y la esperanza de una idealización eterna del lugar perfecto, donde descansar por fin en las altas riberas de un río, como un cartero elaborando sueños universales, meticulosamente, en Hauterives[17].

Carlos Cabral Nunes. Enero de 2021


[1] Josef Albers. Ver algumas referências que relevo aqui: https://mz.leskanaris.com/8255-biography-of-josef-albers-modern-artist-and-influent.html
[2] Andre Breton: Ver algumas referências que relevo aqui: https://www.thecollector.com/7-intriguing-facts-about-andre-breton/
[3] Franz Kafka. Ver o conjunto da sua obra reunida em livro, aqui: https://www.vanderbilt.edu/olli/class-materials/Franz_Kafka.pdf
[4] Joseph Beuys. Ver algumas referências que relevo aqui: https://walkerart.org/collections/artists/joseph-beuys
[5] coincidentia oppositorum. Ver algumas referências sobre o conceito aqui: https://link.springer.com/referenceworkentry/10.1007%2F978-0-387-71802-6_118
[6] Mário Cesariny. Poema: https://www.poetryinternational.org/pi/poem/4902/auto/0/0/Mario-Cesariny-de-Vasconcelos/Words-to-Prince-Epaminondasa-Lad-with-a-Great-Future/en/tile
[7] Conceito filosófico de infinito potencial. Ver algumas reflexões aqui: http://www.revistaespacios.com/a15v36n22/153622E1.html
[8] “Ricardo Henry Terrones Mayta nace en la ciudad de Trujillo, Chepén, Perú, en 1976, residiendo en la actualidad en Lima.”    http://crucitagutierrezsegovia.blogspot.com/2015/07/mis-amigos-pintores-ricardo-terrones.html
[9] Artigo sobre arte Inca em: https://www.khanacademy.org/humanities/art-americas/south-america-early/inca-art/a/inka-an-introduction
[10] Artigo sobre arte Asteca, disponível em: https://www.ancient.eu/Aztec_Art/
[11] Arte Maconde: https://africa.uima.uiowa.edu/peoples/show/Makonde
[12] Bosquímanos. Ver artigo sobre arte e xamanismo em: http://www.faculty.umb.edu/gary_zabel/Courses/Phil%20281/Philosophy%20of%20Magic/My%20Documents/Cave%20Art%20and%20Trance.htm
[13] Informação sobre a viagem de Antonin Artaud ao México, sob a forma de tese em: https://docs.lib.purdue.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=2151&context=clcweb
[14] A poética metafórica de Mário Cesariny, apresentada sob a forma de tese, em: https://ubibliorum.ubi.pt/bitstream/10400.6/3413/2/A%20met%C3%A1fora%20na%20poesia%20surrealista%20de%20Cesariny.pdf
[15] Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, proferiu um dos aforismos mais significativos, para os Surrealistas, “Belo como o encontro fortuíto entre uma máquina de costura e um guarda-chuva, numa mesa de dissecção”, no canto sexto,capítulo I dos “Cantos de Maldoror”, disponível em: https://docplayer.es/33512747-Los-cantos-de-maldoror.html
[16] Houston Maludi: http://www.caacart.com/pigozzi-artist.php?i=&m=101
[17] Le Palais Idéal du Facteur Cheval. Ver informação em: http://www.facteurcheval.com/

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